En los llanos de Casanare vivía don Juan Barrera, un llanero de esos pocos que hay en el llano, trabajador y honesto. Un día a la madrugada, al salir observó que el sol esteba brillante, y en su humilde casa doña Pilar de Barrera se levantaba para preparar el desayuno de su hijo y el de su esposo, al desayunar don Juan Barrera salió a la cuadra de su casa a enlazar su caballo, luego a aperarlo para ir a llevar su hijo al colegio; por el camino empezó a llover muy duro y con una gran tormenta que intimidaba, al llegar a un río muy caudaloso decidió cruzarlo, en el momento que cruzaba el río el caballo brinco y el niño cayó al agua, su padre se lanzó al río nadando, lo alcanzó a agarrar, siguió nadando hasta la ribera del río y se agarró de un árbol, lo que le permitió salir ilesos , posteriormente montó él y su hijo en el caballo todos mojados; el niño y su padre llegaron al colegio, y una profesora le brindó una taza de café para calentar el cuerpo y le prestó ropa al niño del hijo de la educadora, entonces don Juan Barrera después de haber vivido ese percance se marchó a trabajar a la hacienda que quedaba muy cerca del colegio, mientras en casa doña Pilar le preparaba un almuerzo muy rico a las dos personas que ella más amaba.
Un día cuando limpiaba sus potreros como era su costumbre habitual, se dio cuenta de que su hijo era maltratado por otros niños de su grado, corrió como loco a auxiliarlo pero cuando llegó su hijo estaba muy herido, él por el desespero no podía controlar los nervios, entonces le pidió a un amigo que fuera a casa a decirle a su esposa lo que había sucedió, mientras don Juan Barrera corría con su hijo en sus brazos al hospital, un carro fantasma los atropelló causándole la muerte al niño y dejando herido a su padre, mientras el padre suplicaba y pedía auxilio, la madre llegó y cayó desmallada al ver la tragedia que les sucedió; al día siguiente fue enterrado el pequeño, su padre lloró como nunca sobre la tumba amargamente, juró vengarse del conductor del carro que mató a su hijo, al llegar a su y recordar los momentos que vio con hijo lo hicieron llorar aún más, y pronunció unas palabra: _ ” por qué en Colombia existen conductores que no respetan las señales de tránsito y conducen embriagados”, pero estas palabras en un país como el mío se las lleva el viento.
Un mes después de esa tragedia doña pilar murió de tristeza, y su esposo quedó solo en la casa con una tristeza enorme, una semana después don Juan se encontró con la persona que mató a su hijo, y se lanzó y golpeó con un puño al señor que le había causado la muerte a su angelito; sin saber las consecuencias que le traería más tarde; al poco tiempo don Juan fue secuestrado por un grupo armado, y para liberarlo pedían una suma de dinero muy alta. Fue llevado a un cambuche donde habían otros secuestrados, esta otra tragedia que estaba viviendo don Juan Barrera lo afligió más, pero de pronto una luz le alumbró su vida, una de las personas que estaba secuestrada le ofreció su amistad, él se llamaba Lucas y en ese momento don Juan se preguntó qué es lo que está pasando en este país, pero el joven le estiró su mano y se veía lacerada por unas cadenas, así que EL muchacho le comentó su historia y sus tristezas, y entonces don Juan le preguntó: ¿sus padres dónde viven? Y él respondió: _ mis padres murieron cuando me capturaron.
Don Juan Barrera pensaba cómo salir del infierno fuera como fuera. Un sábado a la madruga cuando despertaron vieron que los guardias estaban dormidos, y sin mediar palabras se quitaron las cadenas con mucha paciencia, y así pudieron salir del cambuche, caminaron como alma que lleva el diablo durante tres días hasta alcanzar la libertad; cuando despertaron los secuestradores se dieron cuenta de lo que había sucedido y emprendieron la búsqueda de ellos, don Juan y el señor se habían encontrado durante la caminata a una pareja de campesinos, que les ofrecieron agua; esta demora hizo que los secuestradores estuvieran a punto de recapturarlos, pero la ayuda de Dios y la malicia de ellos no les permitió a los secuestradores cogerlos. Llevaban dos días de caminar cuando llegaron a un río llamado Chirre, allí se encontraron con una pareja de pescadores muy humildes quienes le tendieron una mano amiga, pero don Juan Barrera les pidió que cuidaran a Lucas como si fuera su hijo mientras iba a rencontrarse con su familia.
Grado Octavo
I. E Las Mercedes