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martes, 15 de mayo de 2012

Los problemas de un país sin conciencia

En  los  llanos de  Casanare  vivía don Juan  Barrera,  un llanero de  esos  pocos  que hay  en el llano, trabajador  y honesto.  Un  día a la  madrugada, al salir observó que el  sol esteba  brillante,  y en su humilde casa  doña Pilar de  Barrera se levantaba para preparar el  desayuno de su hijo  y  el de su esposo, al desayunar don Juan Barrera  salió a la  cuadra de su casa  a enlazar  su caballo, luego a aperarlo para ir a  llevar  su  hijo al  colegio; por el camino empezó  a llover muy duro y con una  gran tormenta que  intimidaba, al llegar a un río muy caudaloso decidió  cruzarlo, en el momento que cruzaba el  río el caballo  brinco y el  niño   cayó al  agua,  su  padre  se  lanzó al río  nadando,  lo  alcanzó  a agarrar, siguió nadando hasta la ribera del río  y se agarró de un árbol, lo que le permitió   salir  ilesos , posteriormente   montó él y su hijo en el caballo todos  mojados;  el  niño  y su padre llegaron  al  colegio, y  una  profesora  le  brindó  una taza de café  para  calentar el cuerpo  y le prestó   ropa  al niño del hijo  de la educadora, entonces don  Juan  Barrera  después de haber vivido ese percance se  marchó  a trabajar  a la  hacienda que quedaba  muy cerca  del  colegio, mientras  en  casa  doña  Pilar    le   preparaba  un    almuerzo muy rico a las  dos  personas que  ella  más  amaba.

 Un día cuando limpiaba sus potreros como era su costumbre habitual,   se  dio  cuenta  de  que su  hijo  era  maltratado   por  otros  niños  de  su  grado,  corrió  como  loco a auxiliarlo  pero  cuando  llegó  su  hijo  estaba  muy    herido, él por el desespero no podía controlar los nervios, entonces  le  pidió  a  un  amigo  que fuera  a casa a decirle  a su  esposa  lo  que  había sucedió, mientras don Juan  Barrera  corría  con  su hijo  en  sus  brazos  al hospital,  un carro fantasma los atropelló causándole la muerte al niño y dejando herido a su padre, mientras el padre suplicaba y pedía auxilio,  la  madre  llegó y cayó desmallada  al ver la tragedia que   les  sucedió; al  día  siguiente fue  enterrado  el  pequeño,  su  padre lloró como nunca sobre  la  tumba amargamente,  juró vengarse  del conductor del carro que  mató a su  hijo, al  llegar  a su y recordar los momentos que vio con  hijo  lo  hicieron  llorar aún más, y  pronunció    unas  palabra: _  ” por qué  en Colombia existen conductores que no respetan las señales de tránsito y conducen embriagados”,  pero  estas  palabras  en  un  país  como el mío   se las  lleva  el  viento.

Un  mes  después de  esa  tragedia doña  pilar  murió de  tristeza, y su esposo  quedó  solo  en  la  casa con  una tristeza  enorme,    una  semana después don Juan se  encontró  con la persona que mató  a su hijo, y se lanzó y golpeó  con un puño  al señor que le había causado la muerte a su angelito; sin saber las consecuencias que le traería más tarde; al poco tiempo don Juan fue secuestrado por un grupo armado, y para liberarlo pedían una suma de dinero muy alta. Fue llevado a un cambuche donde habían otros secuestrados,  esta otra tragedia que estaba viviendo  don Juan Barrera lo  afligió más, pero  de pronto una  luz le  alumbró su vida, una de las   personas  que estaba  secuestrada  le  ofreció  su  amistad,  él se  llamaba   Lucas y en  ese momento  don Juan se  preguntó   qué  es  lo  que  está  pasando  en  este  país, pero  el joven  le  estiró  su  mano y se veía lacerada   por  unas  cadenas, así  que EL muchacho  le  comentó  su  historia  y  sus  tristezas, y entonces don Juan le preguntó: ¿sus padres dónde viven? Y él respondió: _  mis  padres  murieron  cuando  me  capturaron.
Don  Juan Barrera  pensaba cómo salir del  infierno fuera como fuera. Un  sábado  a  la  madruga cuando  despertaron vieron que los guardias estaban dormidos, y sin mediar palabras se quitaron las cadenas con mucha paciencia, y así pudieron  salir  del cambuche, caminaron  como  alma que lleva el diablo  durante tres días hasta alcanzar la libertad; cuando despertaron  los   secuestradores  se  dieron  cuenta de  lo  que  había  sucedido  y  emprendieron  la  búsqueda de  ellos, don Juan  y  el  señor se habían encontrado  durante la caminata a  una  pareja  de   campesinos,  que  les  ofrecieron  agua; esta  demora   hizo  que  los  secuestradores  estuvieran  a punto de recapturarlos, pero la ayuda de Dios y la malicia de ellos no les permitió a los secuestradores cogerlos.  Llevaban  dos días de caminar cuando llegaron a un   río   llamado  Chirre, allí se encontraron con una pareja de   pescadores  muy  humildes  quienes le tendieron una mano amiga,  pero  don Juan  Barrera les  pidió  que  cuidaran  a  Lucas como si fuera su hijo mientras iba a rencontrarse con su familia.

Autor Jhorlin Colina Gámez
Grado Octavo
I. E Las Mercedes

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