Las pruebas nacionales e internacionales en comprensión de lectura: el reto para mejorar la calidad de la educación
Por Ana Delia Mejía
¿Qué miembro de la comunidad educativa peruana no está familiarizado con las siglas PISA? ¿A qué docente o ciudadano interesado en la educación del país, por tanto, no le invadió un sentimiento de derrota al conocer, en diciembre del 2013, los resultados de PISA 2012 que nos colocaba al final de la lista en comprensión lectora, matemática y ciencia? ¿Por qué es tan importante PISA para la valoración de nuestro sistema educativo?
Lo que sabemos sobre PISA
- Es un programa de evaluación educativa organizado por un consorcio de instituciones de prestigio internacional encabezadas por la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) cuyo propósito es evaluar aptitudes para la vida en sociedad de estudiantes de 15 años.
- Fue puesto en marcha en 1997.
- Las áreas que comprende son alfabetización lectora, matemática y científica.
- Se desarrolla en ciclos trienales. Cada uno de ellos pone énfasis en evaluar una de las áreas mencionadas. En el 2009, por ejemplo, la habilidad lectora fue la competencia destacada, mientras que en el 2012 lo fue matemática.
- El Perú ha participado en el 2000, 2009 y 2012 (en las tres ocasiones los resultados no fueron gratos) y ha comprometido su intervención para el 2015.
Debido a que cuenta con el respaldo de las más importantes instituciones de evaluación educativa en el mundo y a sus características intrínsecas, era de esperarse que PISA se convirtiera en punto de referencia obligatorio para la investigación y el diseño de políticas educativas en los países miembros de la OCDE y asociados (como el nuestro) que participan en ella. Y es lógico también que cada vez más países se sumen a este esfuerzo.
Pero ¿es PISA el único sistema del que disponemos los peruanos para evaluar nuestra educación?
En primer lugar, hay que aclarar que la institución encargada de adaptar y aplicar instrumentos de evaluaciones internacionales es la denominada UMC (Unidad de Medición de la Calidad Educativa). En segundo término, es preciso responder: "Claro que existen herramientas más allá de PISA".
Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE)
El LLECE es la red de los Sistemas Nacionales de Medición y Evaluación de la Calidad Educativa de los países de América Latina, una iniciativa orientada a mejorar la calidad educativa en la región. La Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC) de la Unesco es la encargada de coordinar su quehacer.
Ha realizado tres estudios en los que ha participado nuestro país.
- (PEIC). Ejecutado en 1997, sobre lenguaje, matemática y factores asociados, para alumnos del tercer y cuarto grado de la educación básica en 1997.Primer Estudio Internacional Comparativo
- Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE), realizado en el 2006. Evaluó las áreas de Comunicación y Lógico-matemática, en tercer grado de Primaria, y Comunicación, Lógico-matemática y Ciencias, en sexto grado de Primaria.
- Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE). Aplicado en el 2013, comprendió pruebas de lectura, escritura y matemática a estudiantes de tercer y sexto grado, y ciencias a estudiantes de sexto grado.
Evaluaciones nacionales
La UMC realiza dos tipos de evaluaciones del rendimiento escolar:
- Censales. Buscan obtener información de todas las instituciones educativas y estudiantes evaluados en los grados y áreas curriculares seleccionados. Se aplican a la totalidad de la población estudiantil elegida.
- Muestrales. Dirigidas a una muestra representativa a nivel nacional. A la fecha, la UMC ha ejecutado cuatro evaluaciones muestrales: CRECER 1996, CRECER 1998, Evaluación Nacional 2001 y Evaluación Nacional 2004. La selección de una muestra representativa de estudiantes permite realizar inferencias válidas con relación a dicha población a partir de la información recogida.
Malos resultados
Nacionales o internacionales, las pruebas, en general, no nos han sido favorables. Y teniendo en cuenta que “leer es aprender” y que la lectura constituye el elemento que estructura todos los demás aprendizajes, resulta especialmente preocupante la debilidad mostrada en relación con comprensión lectora. No somos un país lector y esta verdad salta a la vista, con o sin PISA. No obstante, fue la naturaleza mediática de esta prueba la que consiguió encender el debate constructivo. Ello, por supuesto, cuando las dos primeras fases: autoflagelación y búsqueda de culpables hubieron culminado.
El reto
De eso se trata: de extraer de estos programas elementos para el análisis y la reflexión que desemboquen en el planteamiento de desafíos cuyo objetivo sea la mejora de la calidad de nuestro sistema educativo; se trata de formular y responder, entre muchas otras, las siguientes interrogantes:
¿Cuáles son los factores que intervienen en el bajo desempeño de los estudiantes? ¿Son cien por ciento objetivas estas pruebas? ¿Qué aspectos importantes relacionados con los examinados no tienen en cuenta? ¿Qué implica estar por debajo de la media en las evaluaciones internacionales? ¿Las autoridades educativas están haciendo algo por mejorar dichos resultados? ¿Están modificando los exámenes de evaluación de PISA las políticas educativas de los países que los aplican? ¿Pueden estos programas dar lugar a que se enseñe solo para subir en el ranking? ¿Es pertinente afirmar que el desempeño del Perú en PISA ha empeorado en comparación con el mostrado en el 2009? ¿Qué características presentan los sistemas educativos de los países que encabezan la lista de PISA y cuáles de ellas podrían adaptarse a nuestra realidad?
Porque si el ser “coleros” en una larga lista de países no nos lleva a ello, participar en sondeos internacionales solo podría calificarse de masoquismo. La difusión de los resultados de las distintas evaluaciones nacionales y mundiales debe servir para ampliar la discusión alrededor de las políticas educativas, para exigir reformas a las autoridades competentes, pero también para comprometernos individualmente, como formadores, con esa evolución educativa que se inició con un fuerte y profundo sentimiento de derrota… Y es que es necesario ser consciente de la realidad y aceptarla para tomar la decisión de cambiarla.
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