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sábado, 18 de julio de 2015

Fecha de publicación:Jueves, 24 de Diciembre de 2009
Medio que publica:El Espectador
Sección:Educación / Universidades
Género periodístico:Análisis
Autoría:Columnista
"Estamos educando como en el siglo pasado". Por: Miguel de Zubiría
Educación
Internet
Miguel de Zubiría
Los jóvenes de hoy más que aprender conocimientos de biología, matemáticas o ciencias necesitan saber cómo relacionarse con los demás.
A pesar de la aparente sencillez, la pregunta por el qué enseñar resume el alma del quehacer pedagógico; si bien todavía muchos se lo otorgan a la didáctica o al cómo enseñar. ¿Qué enseñar? Es una pregunta tremenda, pues responderla exige decidir qué seres humanos pretende formar una sociedad, la nuestra. Es una apuesta por el futuro. Cada pequeñín que ingresa a párvulos requiere 30 años hasta concluir su ciclo educativo, se graduará, si lo logra, en el año 2040.
¿Será que un plan de estudios venido de siglos atrás, con sus cuatro áreas tradicionales matemáticas, ciencias, lenguaje y ciencias sociales que respondió a los anhelos de los siglos XIX y XX, es pertinente para nuestros niños actuales, nacidos entre cantidad de ondas electromagnéticas e inmersos en la red mundial de internet? No lo creo.
Si la respuesta educativa actual fuese adecuada y pertinente, nuestros jóvenes serían entusiastas, comprometidos y optimistas; en lugar de apáticos, anodinos, pesimistas, como me temo hoy ocurre a gran escala. La propuesta educativa que formulo para la educación primaria (1º a 5º grados) la baso en tres consideraciones: un joven suicida, la psicología positiva y la evolución humana.
Recientemente atendí en la Liga Colombiana contra el Suicidio a un muchacho de 15 años con dos intentos serios de suicidio a cuestas. Hecho que ocurre con frecuencia y a edades cada vez más tempranas. La Liga ha encontrado una prevalencia en el 41% de los jóvenes colombianos de una idea seria de suicidio, con un método para realizarlo. Prácticamente uno de cada dos adolescentes, de los miles a los que se ha consultado, ha pensado en quitarse la vida.
Al formularle al muchacho las preguntas de rutina en estos casos, ¿quieres a tu mamá?, ¿sientes que ella te aprecia?, ¿tienes amigos?, ¿estás a gusto en tu colegio?; el joven quedó sorprendido. Su respuesta final fue algo como: "Curso noveno grado, soy buen estudiante. Sé mucho sobre células eucariotas, funciones trigonométricas, virreyes de la Gran Colombia y demás. Pero nunca antes, nadie en mi colegio y tampoco en mi hogar, me había formulado esas preguntas tan interesantes relativas a mí. Pensé que la educación se ocupaba de todo lo ajeno a mí y a los humanos".
En mi silencio le di toda la razón a este joven que se debate entre la vida y la muerte, no por un accidente ni una enfermedad, sino por falta de sentido de la vida al no saber quién es, para dónde va y cuáles son sus sueños, quizá ya perdidos por siempre.
En segundo lugar, me baso en la reciente psicología positiva, que se ocupa de estudiar a personas que llevan vidas felices y realmente estoy convencido de que todos podríamos sentirnos así, en particular nuestros hijos.
Una de las conclusiones de esta nueva disciplina, que planteó maravillosamente David Niven en su libro Los 100 secretos de la gente feliz, asegura que "contrario a la creencia de que la felicidad es difícil de explicar o que depende de tener una gran fortuna, investigadores han identificado los factores esenciales de una vida feliz. Los componentes principales son: el número de amigos, la cercanía con ellos y con la familia y las buenas relaciones que se establezcan con los compañeros de trabajo y los vecinos".
Estos factores unidos explican aproximadamente el 70% de la felicidad personal. La pregunta educativa inmediata es: ¿La amistad, las relaciones de pareja, el compañerismo y las destrezas interpersonales factores centrales de felicidad se enseñan en primaria? ¿Existe un área curricular para el desarrollo afectivo?
La respuesta es no. Los dos intentos de suicidio del muchacho que mencioné anteriormente tenían que ver con sus serias dificultades para relacionarse con las mujeres y más para crear una pareja juvenil, como hoy les ocurre a demasiados de nuestros adolescentes, quienes no tienen quién les enseñe a tener una novia o a hacer amigos. Esta conclusión se desprende de un estudio realizado por la Fundación Alberto Merani en 2008, con una muestra de 6.000 estudiantes.
En tercer lugar, está la actual teoría de la evolución humana, sintetizada en el bello libro del antropólogo inglés Steve Mithen, Arqueología de la mente, que constata sus grandes etapas. En los últimos 30 millones de años (nuestra especie tiene sólo 6 millones) la mente ha sido afectiva, técnica e intelectual que es la etapa más reciente. De acuerdo con lo anterior, propongo tres grandes áreas curriculares cuyo eje sea el conocimiento humano y la búsqueda de la felicidad en consonancia con las grandes líneas de la evolución: El área de desarrollo afectivo, el área de desarrollo tecnológico y el área de desarrollo intelectual, en este orden de prelación.
Si verdaderamente se incluyen estos tres aspectos en la educación de nuestros niños en los grados de primaria, tendremos en 2040 una generación más feliz y menos suicida.
JULIO CÉSAR LONDOÑO 17 JUL 2015 - 3:58 PM

Una tarea pendiente

Julio César Londoño
CUANDO POR ALGUNA RAZÓN SE EScucha el grito “¡crisis en la educación!”, el ministro del ramo pide “evaluación de maestros” y los maestros escriben pancartas pidiendo reajuste de salarios.
Por: Julio César Londoño
Está bien. Evaluaciones y salarios son indicadores a considerar, sin duda, pero los profesores y el ministro deberían también filosofar y preguntarse, por ejemplo, qué es la educación. Y como la pregunta es tan amplia y el objeto tan escurridizo, pueden cercarlo con preguntas más sencillas: para qué se educa, quién educa, dónde lo hace, cuáles deben ser los contenidos centrales.
¿Para qué nos educamos? Para saber, por supuesto. Para saber por el saber mismo; porque sí, porque necesitamos satisfacer la bendita curiosidad de entender cosas y fenómenos. Una vez saciada la curiosidad, habrá que decidir si el conocimiento adquirido solo sirve para competir o si podemos utilizarlo también para ser solidarios. ¿Es absolutamente necesario decapitar al alumno que ayuda a sus compañeros en el examen? Y el error, ¿seguirá valiendo “cero”, o le daremos al fin un guarismo justo, uno que compense el esfuerzo que implica errar y su importancia en la historia de la ciencia? ¿Es posible criar el ornitorrinco negociante-filántropo, o reconocemos de una vez que el ser humano es una especie socialmente inviable y nos dejamos de ternuras?
¿Quién educa? Dejarle toda la carga al profesor es desperdiciar el enorme acervo de conocimientos que pueden tener los estudiantes: sus vivencias, el conocimiento de su entorno, su jerga, sus juegos y tragedias, su cine, su música, su microeconomía, su capacidad de soñar; es olvidar que también educa la familia y, especialmente, los amigos, “el parche”. El sistema educativo contemporáneo sigue siendo escolástico, binario y unidireccional: va del profesor al estudiante.
¿Dónde se educa? En la escuela, por supuesto, pero también en la casa, en la calle, en el parque y en esos espacios íntimos donde apenas caben dos… Y en la soledad, ese espacio tremendo y necesario a la vez, ese búnker que tanto amaron Pascal y Virginia Woolf.
¿Y los contenidos? Sería necio despreciar la rica tradición universal, esa magnífica parábola que fue balbucida en las cavernas, articulada en Súmer, cantada en Grecia y afinada en las plazas, los parlamentos y los laboratorios de Europa y Estados Unidos.
Pero no es menos necio ignorar los saberes, los quehaceres y las canciones de los koguis, emberas y ocainas; es vergonzoso conocer al dedillo la historia de Roma y desconocer la de nuestra ciudad. ¿Puede haber una empresa más humilde y necesaria que reconstruir la historia del barrio, la zaga de la familia? ¿Seguiremos creyendo que los ruiseñores cantan mejor en Hungría y que son más rojas las rosas de Alejandría? ¿Fue en vano que Gabo descubriera que la poesía es la energía secreta que cuece los garbanzos en la cocina?
Estos son los temas de fondo de la educación. Pero también hay unos “capítulos” que debemos estudiar para afinar el nivel del debate. Debemos conocer la historia de la educación en Colombia para saber, por ejemplo, que hace 40 años los colegios públicos eran mejores que los privados y que algunos incluso tenían fama internacional. Debemos conocer la “evolución” de la legislación educativa para entender las razones de la decadencia de los colegios públicos y evitar que corra la misma suerte la universidad pública. Uno debe, por amor al número y para tener contexto, conocer las cifras del sector en Colombia y el mundo.
Cuando hagamos estas tareas y logremos que la educación sea un tema no menos obsesivo que el fútbol, la moda, la paz o la política al detal, empezará a cambiar nuestra historia y mejorarán el fútbol, la moda y la política.

    martes, 14 de julio de 2015

    Los pros y los contras de la educación virtual

    Gracias a la evolución de las tecnologías, la distancia y los tiempos ya no son una barrera para que las personas puedan estudiar. Pero existen circunstancias que hay que tener en cuenta antes de optar por este tipo de educación.
    Los pros y los contras de la educación virtual Los pros y los contras de la educación virtual
    Décadas atrás la educación presencial y tradicional era la única forma en la que niños, jóvenes y adultos podían acceder para obtener una formación que les permitiera tener los conocimientos y desarrollar las habilidades necesarias para desempeñarse en alguna profesión a futuro.

    Pero gracias a la evolución de la tecnología, desde hace algunos años esto ha venido cambiando. Ahora, la enseñanza usa herramientas que permiten tener una disponibilidad de cualquier tipo de contenidoscuando se quiera, en el momento que sea. Esto elimina cualquier tipo de barrera y excusa para que una persona pueda iniciar su proceso de aprendizaje, en cualquier etapa de su vida.

    FP le recomienda leer “Lo que sube el sueldo si estudia en el exterior”.

    Por supuesto, la tendencia de educación virtual empezó a nivel mundial y luego aterrizó en el país. De acuerdo con Luis Fernando Correa, gerente de Operaciones e Innovación de Universia, en Colombia se empezó a hablar de educación virtual finalizando década del 90. “Quizás los últimos 4 o 5 años algunas pocas universidades empezaron con ese tema. Ahí fue cuando se fundó por ejemplo la Universidad Católica del Norte que funciona desde santa rosa de osos y su vocación desde el comienzo fue ofrecer educación virtual”.

    Luego de eso, empezó a darse un gran desarrollo con otras universidades que empezaron “a ofrecer programas en modalidad virtual, primero más diplomados y a partir de ahí empezaron a crear programas académicos a modalidad distancia pero apoyado por tecnología” añadió Correa.

    Las diferencias

    Aunque pareciera que la diferencia entre lo tradicional y lo virtual sólo es el espacio y las herramientas, “la gran diferencia está en el acceso casi ilimitado a océanos de conocimiento disponibles en Internet a costos bajos, a menudo gratis. Esto le permite a cualquier aprendiz desarrollar habilidades en las áreas del saber de su interés sin depender de un profesor como proveedor del conocimiento sino más bien apoyándose en este como un guía o tutor para guiarlo en su proceso de aprendizaje”, dijo Carlos Hurtado, gerente del programa de educación de Intel para Latinoamérica.

    Esto hace que tanto el “ambiente” como el estudiante y el profesor, tengan unas condiciones distintas para ejercer sus roles, especialmente porque la interacción y la comunicación se convierten en una parte fundamental en esta educación.

    Según Alexander Hernández, Gerente AZUL Innovación, el e-learning se fundamenta en cinco elementos básicos:

    1. La personalización: El e-learning es flexible, no importan tanto los horarios de trabajo del estudiante, o dónde viva, o los medios o plataformas que prefiera usar para acceder al contenido, podrán estudiar y formarse.

    2. La asincronía, que ha permitido a cada estudiante adaptar el estudio a sus ritmos vitales y profesionales. 

    3. La interactividad, entre estudiantes, docentes y contenidos.

    4. Los materiales didácticos, son un elemento muy importante, ya que permiten el acceso a conocimientos muy especializados y de calidad.

    5. Un sistema de evaluación continua, en el que el estudiante es consciente y responsable de su proceso de aprendizaje, a la vez que tiene mecanismos alternativos de evaluación diferentes al examen final tradicional.

    Sin embargo, no toda la educación virtual es igual, pues desde el punto de vista metodológico existen grandes diferencias dependiendo de la entidad que la ofrezca, explica el experto de Universia. “Algunas pueden ser más centrada en contenidos; otras, más centradas en el estudiante y también existen otras que dan un papel importante al profesor”, concluyó.

    También le puede interesar “¿Cómo aprender las cosas más rápido y fácilmente?”.

    Los costos

    Dependiendo de la institución educativa que ofrezca este tipo de educación, los precios por tomar una educación de este tipo pueden variar pero, por lo general, los costos son más bajos y esto, por distintos motivos: costos de infraestructura, los de los recursos (porque, por ejemplo, no requiere de comprar libros), entre otros factores.

    Según Correa, por términos debería ser más barata, “sin embargo cuando uno mira oferta que hay a veces encuentra que mismo programa tiene costo igual presencial y virtual y eso no es razonable”.

    Esto hace que el estudiante realmente pueda obtener un ahorro de casi el 80% de los gastos que tendría si asistiera a la educación tradicional.

    No obstante, el experto de Intel explica que hay quienes aseguran que el conocimiento tiende a ser “commodity”, es decir, “cada vez cuesta menos o llega a ser gratis, por lo tanto lo que realmente importa es cómo aplicarlo, o cómo enseñar a aplicarlo, de una manera creativa e innovadora”.

    Con lo que hay que tener cuidado

    Y aunque todo parece ser positivo, existen otros factores que se deben tener en cuenta antes de optar por este modelo de educación: primero, se trata de un sistema que requiere de unas habilidades particulares de parte del estudiante, pues la autonomía y la independencia son los factores fundamentales que le permiten a una persona avanzar en sus estudios sin un “policía” detrás de él.

    Otro factor es la calidad, pues no todas ofrecen los mismos contenidos y las mismas formas de aprendizaje. Es por eso que si bien se tiene unafalsa percepción sobre la calidad, “progresivamente va mejorando en calidad y llegando cada vez a más usuarios y finalmente se convierten en el nuevo normal. Así ocurrió con los PCs, con la música y la fotografía digital y está ocurriendo con la educación en su transición hacia los contenidos digitales”, explicó Carlos Hurtado.

    Un tercer elemento es que, dentro de lo posible, este modelo debería ser acompañado por un factor de práctica, que sí tiene la educación presencial “en el entrenamiento real en campo y no solo en la transmisión de conocimiento. Así mismo, permiten aplicar herramientas lúdicas, creativas y experienciales, cuyo potencial ya comprobado, se puede aprovechar en su totalidad en modelos presenciales”, sugirió Alexander Hernández.

    Finalmente, existe una recomendación fundamental al respecto, especialmente cuando se trata de programas de educación de universidades extranjeras: “sobre todo con instituciones españolas que ofrecen títulos que llaman ellos “master” y allá, ese concepto no es el mismo de acá que traduce en “maestría” y menos en algunos casos donde hay máster que no son regulados por ministerio de educación allá”, advirtió el experto de Universia.

    Es por eso que es necesario hacer una evaluación previa de los programas a los cuales busca acceder, pues en Colombia puede que ese estudio no sea validado como usted espera y la inversión, por lo general, puede ser mucho más alta.

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    Derechos Básicos de Aprendizaje

    El Ministerio de Educación  continuando con el trabajo constante de mejorar la calidad educativa en el país, ha venido desarrollando diferentes herramientas para fortalecer las prácticas escolares y así mejorar los aprendizajes de los niños, niñas y jóvenes de Colombia.

    En esta oportunidad presentamos a la sociedad colombiana los Derechos Básicos de Aprendizaje (DBA), como una herramienta dirigida a toda la comunidad educativa para identificar los saberes básicos que han de aprender los estudiantes en cada uno de los grados de la educación escolar, de primero a once, y en las áreas de Lenguaje y Matemáticas.

    Los Derechos Básicos de Aprendizaje se estructuran guardando coherencia con los Lineamientos Curriculares y los Estándares Básicos de Competencias (EBC). Su importancia radica en que plantean elementos para la construcción de rutas de aprendizaje año a año para que, como resultado de un proceso, los estudiantes alcancen los EBC propuestos por cada grupo de grados. Debe tenerse en cuenta que los DBA son un apoyo para el desarrollo de propuestas curriculares que pueden ser articuladas con los enfoques, metodologías, estrategias y contextos definidos en cada establecimiento educativo, en el marco de los Proyectos Educativos Institucionales materializados en los planes de área y de aula.

    Estos DBA son una oportunidad para que todos los colombianos apoyemos el proceso de  mejora de los aprendizajes de los niños, niñas y jóvenes del país y logremos que Colombia sea la más educada en 2025.
    Aquí se pueden consultar los Derechos Básicos de Aprendizaje para las áreas de Matemáticas y Lenguaje: