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domingo, 12 de octubre de 2014

Los cinco profesores que deberíamos tener

Maestros ejemplares de colegios destacados en pruebas Saber 11 hablan de las claves de su modelo.

Son inolvidables. Son esos maestros que se salen del molde y dan a sus estudiantes una experiencia digna de ser recordada toda la vida. Ellos hacen parte de una buena experiencia educativa, que va más allá de la calidad. Conocen la importancia de usar métodos de enseñanza alternativos y de incluir la diversión en sus lecciones.

EL TIEMPO hizo una selección de cinco profesores de colegios que se han destacado en los últimos años en las pruebas Saber 11 (el antiguo examen del Icfes). Los nombres de los candidatos fueron entregados por los rectores de esas instituciones, que tuvieron en cuenta no solo su nivel de excelencia, sino también el aprecio y el respeto que les profesan alumnos y exalumnos.

Rosa Helena Álvarez

Con la radiografía de un tórax, Rosa Helena Álvarez les enseña anatomía a los pequeños de preescolar que tiene a cargo en el Colegio La Quinta del Puente, de Floridablanca (Santander). “Los niños, en esencia, son exploradores. Me interesa sembrarles la semilla de la investigación y mejorar su visión de la ciencia, que la vean sencilla”, explica antes de repartir batas de laboratorio, un microscopio y el rompecabezas de un esqueleto sonriente. Las experiencias personales de los alumnos también se convierten en materia de indagación, y mediante el juego se integran a la clase, que dura media hora. “Ser científico no se trata de ser alguien alejado, entregado a una profesión, sino de ser capaz de curiosear y de ir más allá de lo que el mundo nos muestra”, concluye Álvarez, que tiene 18 años de experiencia.

Marina Larrahondo: química entre amigos

Una clase suya parece una conversación entre amigos. Sin perder rigor, la profesora de química del grado 11 del Colegio San Jorge de Inglaterra, de Bogotá, se dirige a sus estudiantes con frescura y ellos retribuyen su confianza con preguntas y comentarios pertinentes. Otra de sus claves es aterrizar la teoría aprendida en situaciones de la vida real o vistas en cine. No es raro que los alumnos mencionen ejemplos vistos en los noticieros o en series de televisión como ‘Breaking Bad’. Al final de la lección, sus pupilos aseguran que es tan entretenida que parece que los 45 minutos que dura se hacen cortos. “Siempre nos deja con ganas de más, de que la próxima clase llegue pronto”, afirma uno de ellos.

Beatriz Lora, moderadora de debates

Es evidente el entusiasmo de los estudiantes de quinto del Colegio Los Nogales, de Bogotá, en la clase de ciencias sociales: parece una competencia por ver quién habla primero y mejor. El papel de la docente se parece más al de la moderadora de un debate. La participación es uno de los cuatro mandamientos que la profesora Lara mantiene en el tablero. Los otros tres son oír, escribir y leer. Con 45 años de experiencia, ella reconoce que la clave del éxito para los maestros es estar actualizados y plantear desafíos interesantes a los alumnos. “Por ejemplo, en historia los reto a que comparen las situaciones del pasado con las del presente, para estimular su pensamiento crítico y sus habilidades de comunicación”, cuenta.

Los inolvidables cuentos de Sandra Madrid

Para Sandra Madrid siempre será importante empezar su clase con una sonrisa. Su método de enseñanza parte del amor a su profesión y del cariño que siente por sus alumnos de preescolar, que no le quitan la mirada de encima cuando les habla –con sus ojos grandes, su larga cabellera y sus gestos exagerados– sobre Rafael Pombo, las maravillas de la lectura y lo sabroso que puede ser un buen cuento en cualquier momento del día. Tras 14 años como docente del Colegio Diana Oese, de Cali, se enorgullece de que muchos estudiantes la sigan visitando en ese pequeño salón de 12 puestos que alguna vez usaron para aprender español. “No olvido los cuentos que nos enseñó. El cariño que le tenemos es gigante”, asegura María Camila García, de noveno.

Diego Ferreira y sus productos

En medio de herramientas como caladoras y taladros, este profesor enseña a alumnos de grados sexto a noveno a colaborar para crear productos. En su clase, lo menos importante es el resultado, pues el acento está puesto en el proceso para llegar a él y en el uso efectivo del tiempo en el aula, razón por la cual no deja tareas. “El objetivo es que los estudiantes encuentren los problemas y, de igual manera, las soluciones”, explica este hombre de 31 años, hijo de maestros y encargado de dictar product design (diseño de producto), materia del currículo del Colegio Internacional de Educación Integral (Ciedi), de Bogotá. Ferreira se graduó del Ciedi y es docente desde hace tres años.

EL TIEMPO

sábado, 11 de octubre de 2014

Un truco para que tus alumnos hagan los deberes en casa

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deberes en casa

Imagen extraída de Shuttershock

¿Qué truco puedes utilizar para que tus alumnos hagan los deberes e casa?

Aunque no existen fórmulas mágicas, sí que creo que tenemos la responsabilidad de intentar con los medios que tenemos a nuestro alcance hacer que los alumnos puedan realizar de forma satisfactoria las tareas que les encomendamos fuera del horario escolar. En ocasiones el hecho de que nuestros alumnos realicen o no los deberes correctamente se debe al planteamiento que hemos hecho en clase. De ahí que en esta entrada te dé un truco para que la realización de las tareas se optimice al máximo. Pero antes de explicarte mi truco, creo que vale tener en cuenta estas recomendaciones:
  • Nunca des los deberes después de que haya sonado el timbre que da por finalizada la clase.
  • Procura dar los deberes al inicio de la sesión lectiva si ya sabes de antemano cuáles serán.
  • Debes decir en voz alta qué deberes tienes pensados, pero al mismo tiempo hay que escribirlos en la pizarra tradicional. De esta manera el mensaje es complementario y llega con más seguridad a la totalidad de la clase.
  • Mientras los alumnos copian los deberes en su agenda, tú puedes aprovechar para acercarte a aquellos alumnos que tienen  más dificultades para apuntarlos, que les cuesta sacar la agenda de la mochila, o que tienen un ritmo de copia muy lento.
  • Ningún alumno puede guardar la agenda sin antes haberte enseñado los deberes apuntados.
  • El alumno debe copiar en su agenda los deberes en el día en que se van a exigir, y no el día que los das. Este es un aspecto importante y que a algunos alumnos les cuesta llevar a cabo.
Como ves, es muy importante que a la hora de dar deberes sigas un protoclo muy estricto, porque de la buena realización de este protocolo estará en parte el éxito de su realización.

Un truco para optimizar la realización de los deberes en casa.

El truco que te voy a explicar es muy sencillo, pero tremendamente efectivo. Para su realización es necesario el uso de la pizarra digital (PDI). Sobre la importancia de la pizarra digital te recomiendo la lectura del artículo 10 razones para utilizar la pizarra digital en el aula.
El docente proyecta en la pizarra las actividades que deben realizar los alumnos para el día encomendado. A continuación, se sigue este procedimiento:
  •  Un alumno lee en voz alta el enunciado del ejercicio o actividad.
  • Una vez el alumno ha leído el enunciado, el docente pasa a explicar y enseñar cómo realizar el ejercicio o actividad en cuestión. Para ello lo que hace es resolver uno de los apartados que aparecen en el ejercicio. Mediante la realización de este apartado, lo que hacemos es asegurarnos de que el alumno tiene un modelo para ir realizando con éxito el resto de apartados.
  • El docente usa los colores de la pizarra digital para incidir en las palabras clave del enunciado. En este sentido es recomendable que se siga siempre el mismo protocolo en cuanto a la relación entre color y concepto. De esta manera conseguimos que el alumno se fije específcamente en las palabras clave y significativas del enunciado. Lo que favorecemos con esto es que el alumno realice la actividad porque ha entendido perfectamente lo que se le pedía. Sobre la importancia de los enunciados recomiendo la lectura del artículo 5 consejos para redactar con éxito un enunciado de una prueba o examen.
Deberes en casa
Ejemplo de actividades realizadas con la ayuda de la PDI y mediante el uso de colores
¿Qué beneficios obtiene el docente con este truco?
  • El docente no da deberes, sino que los enseña. Esta distinción a mí me parece fundamental.
  • Se trabaja la comprensión lectora de los enunciados.
  • Se da como solución un modelo de cada ejercicio para que el alumno lo pueda aplicar al resto de apartados del ejercicio.
  • Nos aseguramos de que todos los alumnos han sido capaces de entender cada uno de los ejercicios que hemos enseñado, así como su enunciado.
  • Mediante los colores, el alumno trabaja la memoria visual, es decir, establece jerarquías de conceptos en función de su importancia y funcionalidad.
¿Qué beneficios obtienen los alumnos con este truco?
  • Los alumnos estarán en disposición de elaborar todos los deberes porque los habrán entendido.
  • De cada ejercicio tendrán un modelo resuelto que podrán consultar en caso de duda.
  • Optimizarán la comprensión del enunciado porque tendrán subrayadas las palabras clave del mismo.
  • Les será más fácil realizar los deberes porque en clase se habrán convencido de que son capaces de entenderlos. Es importante trabajar la predisposición y el autoconcepto del alumno y motivarle para hacerle ver que es capaz de realizarlos de forma autónoma.
¿Qué beneficios obtienen los padres con este truco?
  • Tendrán los ejercicios apuntados en la agenda, así como el día que deben entregarlos.
  • En el caso de que quieran ayudar a sus hijos, como tendrán un modelo de cada ejercicio resuelto, les será más fácil poderlos ayudar, ya que se servirán de él para ayudar a realizar el resto.
  • En el caso de que los deberes no estén bien apuntados, como los ejercicios a realizar en casa estarán subrayados y empezados, les será más fácil subsanar la falta de información que puede tener el hijo. En ocasiones también puede ocurrir que la letra del alumno sea ininteligible. Si los enunciados están subrayados, los padres sabrán cuáles debe realizar su hijo y cuáles no.
Como podéis observar, no se trata de realizar grandes actuaciones, sino procedimientos muy dirigidos y con una alta tasa de efectividad. Muchos son los docentes que no dan la importancia al hecho de dar los deberes correctamente y eso hace que la realizaciòn de los mismos por parte de los alumnos no sea la más óptima. Es por ello que debemos concebir dar deberes para casa como una parte más de una sesión lectiva. porque los deberes no hay que darlos, hay que enseñarlos porque
TODO SE PUEDE APRENDER, SI ANTES SE HA PODIDO ENSEÑAR

Educación: 19+1 razones por las que te recordarán tus alumnos

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A lo largo de nuestra vida son pocas las personas que nos han dejado una huella imborrable. Si volvemos la vista atrás y nos ponemos a pensar qué personas han mejorado o han transformado e incluso inspirado nuestras vidas, nos damos cuenta de que en muchas ocasiones se pueden contar con los dedos de una mano. Pero entre estos dedos estoy seguro que muchos de nosotros tenemos a algunos de los docentes que nos han impartido clases en nuestra infancia, juventud, adolescencia e incluso en nuestra vida adulta. Son profesores que nos han llegado muy adentro y a los que nos gusta recordar porque nos han hecho o nos han ayudado a ser lo que somos.
En este sentido el artículo de hoy quiere mostrados algunos de los aspectos que a mi modo de ver resultan imprescindibles si queremos formar parte de ese selecto grupo de personas que han transformado una vida.
docente educación
Imagen extraída de Shuttershock

¿Por qué 19+1 razones te recordarán tus alumnos?

1. Por tu vocación. Siempre he defendido la idea de que la docencia es una profesión claramente vocacional. Los docentes vocacionales son aquellos que no viven sólo de su trabajo, sino que hacen de su trabajo una parte esencial de sus vidas, porque viven la profesión día a día, sesión a sesión.
2. Por tu dedicación. Ser docente exige una enorme dedicación. Aquellos que entendemos la docencia como un modo de vida, somos conscientes de que nuestro oficio no acaba con las sesiones lectivas. Todo lo contrario. Muchas son las horas que pasamos en nuestras casas y en nuestros centros intentando ser mejores docentes, reinvéntandonos y formándonos constantemente.
3. Por tu proximidad. Para mí la cercanía de un docente con sus alumnos es un factor fundamental a la hora de dejar nuestra huella en esta profesión. Y reconozco que no es algo fácil. En mi caso creo que debemos ser personas cercanas y accesibles y hacer ver a nuestros alumnos que les acompañamos en su proceso de enseñanza-aprendizaje.
4. Por tu empatía. No hay profesor que deje huella en sus alumnos que nos sea empático. Tener la capacidad de ponerse en la piel del otro es una cualidad que desde siempre he valorado enormemente en esta profesión. De hecho, ser empático tiene mucho que ver con ser cercano y accesible. Sobre la empatía os recomiendo la lectura del artículo 5 consejos para aumentar la empatía de tus alumnos.
5. Por saber escuchar. Los profesores que no se olvidan son aquellos que no oyen, sino que escuchan. El buen docente es aquel que en lugar de oír a sus alumnos es capaz de escucharlos, y de escucharlos de forma activa, mirando al alumno a los ojos, dejando lo que estaba haciendo para centrarse en ese alumno, asintiendo con la cabeza para demostrarle que lo que ese alumno le está diciendo a nosotros nos importa tanto como a él.
6. Por ser resilente. Es inevitable que a lo largo de nuestra trayectoria como docentes nos hayamos topado en algún momento con algún hecho que ha afectado negativamente a un alumno o a un grupo. La enfermedad, la marcha de un compañero, la pérdida de algún amigo, la muerte de un familiar… Son momentos en los que los docentes debemos mostrar más que nunca nuestra capacidad de ser residentes, de mostrar nuestra capacidad de poder superar entre todos los momentos difíciles, hacerles frente y hacerlo con la mayor honestidad posible. El buen docente hace de estas circunstancias una gran oportunidad para enseñar a sus alumnos lo que la vida les deparará fuera de las paredes de un aula.
7. Por dar ejemplo. En muchas ocasiones no somos conscientes de la influencia que ejercemos en nuestros alumnos.  Son muchos los momentos que pasamos con ellos. Es por ello que debemos tener muy en cuenta en todo momento que nuestra forma de ser, de vestir, de ver el mundo, de comportarnos debe ser en todo momento ejemplar, porque de nuestros actos se nutrirán muchos de nuestros alumnos en un futuro.
8. Por ser amable. Siempre he tenido claro que nunca hay que enseñar desde el miedo, sino desde el respeto y la amabilidad. Muchas veces enfocamos de una forma errónea lo que se enciende por respeto. El respeto se puede enseñar de muchas formas, y la más efectiva se centra en cómo tratamos nosotros a nuestros alumnos. Si enseñamos desde el miedo, no nos ganaremos su respeto, sino su miedo. Por el contrario, si somos capaces de enseñar desde la cortesía y la amabilidad, les daremos a conocer una pauta de actuación que les servirá también fuera de su centro escolar.
9. Por ser divertido. Siempre les digo a mis alumnos que nunca hay quereírse de, sino reírse con. Siempre he defendido la risa y la diversión como un arma tremendamente efectiva a la hora de enseñar. La diversión en el aula, el saber reírse con, es una forma de rebajar la tensión en el aula, de realizar una transición entre una actividad y otra, de crear un clima de trabajo distendido, de conocernos mejor entre todos. Se puede y se debe enseñar divirtiendo.
10. Por enseñar a aprender. Cada vez tengo más claro que los docentes estamos en las aulas no para enseñar, sino para que nuestros alumnos aprendan a aprender. Fomentando el trabajo cooperativo lo que haremos es sustituir la clase magistral en la que sólo el docente enseña, por una clase cooperativa, en la que todos aprendemos de todos, empezando por nosotros mismos.
11. Por ser creativo. Think different fue el eslogan que la compañía Apple lanzó en 1977. Es un eslogan que me gusta tener presente en mis clases, porque simple he defendido la idea de que siendo creativos, podremos enseñar a nuestros alumnos a ser diferentes a ser especiales a ser ciudadanos excepcionales. Aquí teneís una versión reducida de lo que nos querían transmitir con su mensaje el eslogan de la marca Apple:
“Por los locos. Los marginados. Los rebeldes. Los problemáticos. Los inadaptados. Los que ven las cosas de una manera distinta. A los que no les gustan las reglas. Y a los que no respetan el “status quo”. Puedes citarlos, discrepar de ellos, ensalzarlos o vilipendiarlos. Pero lo que no puedes hacer es ignorarlos… Porque ellos cambian las cosas, empujan hacia adelante la raza humana y, aunque algunos puedan considerarlos locos, nosotros vemos en ellos a genios. Porque las personas que están lo bastante locas como para creer que pueden cambiar el mundo, son las que lo logran.”
12. Por saber adaptarse. Los docentes vamos superando curso académico tras curso académico. Vamos haciéndonos mayores, pero nuestros alumnos siempre tienen la misma edad. Es por ello que resulta fundamental que con el paso de los años tengamos la capacidad de adaptarnos a los que nos pide la sociedad, porque esta adaptación nos permitirá entender y conectar mucho mejor con nuestros alumnos.
13. Por ser coherente. Todos sabemos el sentido de la justicia que tienen nuestros alumnos. Pues bien, este sentido de la justicia también debe aplicarse a nuestro día a día en las aulas. Creo que no hay mejor forma de ganarse el respeto de nuestro alumnos que no sea siendo coherentes con lo que somos y lo que transmitimos.
14. Por saber integrar. No existe una Educación que no pase por la defensa de una Educación Inclusiva. Y no hay docente que sea capaz de dejar huella que no sea sensible a la defensa de una Escuela en la que todos los alumnos, sin excepciones, tienen cabida. Porque incluso de ellos nosotros tenemos mucho que aprender.
15. Por saber inspirar. Si enseñamos a aprender, entonces seremos capaces de inspirar. Y si somos capaces de inspirar, será entonces y sólo entonces cuando dejemos una huella imborrable en nuestros alumnos.
16. Por no rendirse. Muchos son los días que no nos planteemos por qué hemos elegido esta profesión. El desgaste físico y emocional es enorme y nos hace plantearnos si hemos elegido correctamente. Yo os digo que dudar de nuestra profesión es un aspecto enormemente positivo, porque la duda al final nos hace más fuertes y nos da la convicción  deque somos una pieza clave para cualquier pueblo, para cualquier sociedad.
17. Por motivar. Hay una expresión que me gusta mucho aplicar en mis sesiones lectivas y es la del refuerzo positivo incondicional. Creo que motivar a nuestros alumnos pasa por explotar al máximo sus capacidades. por transmitirles seguridad, por hacerles creer ni que sea por un instante que ese es su momento, que son especiales. Dad a vuestros alumnos gratitud y os la devolverán por duplicado.
18. Por recordar. No hay buen profesor que se preste que no tenga buena memoria. Recordar los pequeños detalles, las anécdotas, las confidencias que nos han transmitido nuestros alumnos tiene un enorme valor para ellos y debemos ser capaces de aprovecharlo para calar en sus corazones.
19. Por orientar. Este apartado va dirigido especialmente a los tutores que con su esfuerzo y dedicación se entregan a sus tutorandos. La acción tutorial es un elemento clave a la hora de mostrar lo mejor de nosotros, de demostrar lo mucho que nos importan nuestros alumnos. La tutoría se ha convertido en una oportunidad excelente de tender puentes entre la Escuela y la Familia y los tutores somos la pieza clave para que en este puente los alumnos puedan caminar desde la ayuda y la confianza.
20- Por..
He querido dejar esta última cualidad para que seas tú esta vez que decidas qué crees que hace que un profesor deje huella en sus alumnos. No dudes de que estaré encantado de escucharte.
Espero que este artículo os haya sido de utilidad.

¿Por qué como docente enseñas la perfección en lugar de la excelencia?

 Escrito por 

La perfección como enemiga de la excelencia.

Enseñar desde la perfección es un error. ¿Por qué? Aquí tienes mis razones:
  • La perfección siempre busca lo inalcanzable.
  • La perfección es limitada.
  • La perfección es programada.
  • La perfección implica que nunca se es lo suficientemente bueno.
  • La perfección fomenta la procrastinación, es decir, se acaban retrasando actividades o situaciones que son prioritarias por otras menos relevantes.
  • La perfección teme el error y el fracaso.
  • La perfección conlleva ser codicioso y envidioso.
  • La perfección relega a un segundo plano lo ético y lo moral.
  • La perfección fomenta el individualismo.
  • La perfección no reconoce las limitaciones de uno mismo.
  • La perfección mina la autoestima.
  • La perfección prima el resultado.

La excelencia como reto.

Enseñar desde la excelencia es el reto que deberías asumir como docente. ¿Por qué? Aquí tienes mis razones:
  • La excelencia se centra no en lo perfecto, sino en lo correcto.
  • La excelencia ve en el error un proceso más del aprendizaje.
  • La excelencia no conoce límites y siempre tiene margen para la mejora.
  • La excelencia es espontánea.
  • La excelencia es un ejercicio de generosidad porque se centra en lo que puedes dar y no en lo que te gustaría poseer.
  • La excelencia mejora la autoestima y ayuda al crecimiento personal a partir de la confianza depositada en uno mismo.
  • La excelencia valora el proceso.
Excelencia
La escuela de hoy, la escuela en la que enseñas es una escuela que da la espalda a la excelencia, es una escuela de resultados y no de procesos, es una escuela de donde la inteligencia intelectual, la nota máxima, el 10, está por encima de la inteligencia emocional, la inteligencia que premia el error, que se centra en la autoestima, en la mejora del autoconcepto.

¿Por que sé enseña desde la perfección y no desde la excelencia en las escuelas?

Seré muy breve en la respuesta. Porque la perfección es más cuantificable. Porque se centra en el resultado, es inmediata, no implica la revisión. De ahí que prefiramos todavía las pruebas y exámenes, auténticos remansos de perfección.

5 Razones por las que tus alumnos no te escuchan mientras les enseñas


¿Hablas y no te escuchan? ¿Explicas y no te hacen ni el más mínimo caso? ¿Tienes la sensación de que estás hablando a las paredes? ¿Estás harto de hablar y que ningún alumno ni siquiera te mire a los ojos? No te preocupes, en mayor o menor medida es algo que todos hemos experimentado en alguna sesión lectiva. Sin duda se trata de una sensación frustrante y que genera una gran impotencia.
Pues bien, si te cuesta que tus alumnos te escuchen, te pido que sigas leyendo este artículo porque en él te voy a desvelar algunas claves y, cómo no, te daré algunos consejos muy prácticos para que los apliques a tus sesiones lectivas. ¿Me acompañas?

¿Por qué tus alumnos no te escuchan en clase?

1. Clase magistral. Si quieres que tus alumnos te escuchen, debes empezar a reducir al máximo lo que se entiende por clase magistral, aquella clase en la que tú hablas y tus alumnos te escuchan. Muchas veces te quejas de que tus alumnos no prestan atención a tus enseñanzas y es por una razón muy sencilla. Hablas más tiempo del que tus alumnos son capaces de aguantar. Si, es así. Te guste o no. Piensa en ti por un momento. ¿Serías capaz de escuchar de forma ininterrumpida lo que dura una sesión lectiva? Déjame que te dé la respuesta: No. Entonces, no quieras para tus alumnos aquello que ni tú eres capaz de cumplir. De ahí que te recomiende:
  • No superar los 10 minutos de explicación unidireccional.
  • Realizar pausas. Durante estas pausas puedes aprovechar para contar una historia a una anécdota.
  • Utiliza imágenes y vídeos para descargar al máximo el contenido teórico. 
2. Silencio. ¿Cómo es posible que pidamos silencio en una clase con más de veinte alumnos? Si lo piensas bien , es un auténtico disparate. Así que olvídate de una vez por todas del Yo hablo y tú te callas. No funciona. Es un tipo de enseñanza que para esta generación de alumnos ha quedado obsoleta. Si quieres que tus alumnos te presten atención, debes hacer que participen activamente en tus clases. Cédeles el protagonismo todo lo que puedas. Deja que durante la sesión lectiva adquieran ellos también el rol de docentes. Por eso:
  • Parte de una evaluación inicial. Descubre lo que saben tus alumnos de aquello que todavía no les has enseñado.
  • Intercala preguntas abiertas mientras enseñas.
  • Fomenta el diálogo no entre docente-alumno, sino entre alumno-alumno.
  • No pidas a tus alumnos que se callen. Pídeles que participen activamente con sus aportaciones, con sus aciertos y también con sus errores.
3. Repetición. Lo peor que puedes hacer, aparte de hablar sin parar en tu sesión lectiva, es repetir constantemente aquello que enseñas. Si a ti no te gusta que te repitan la cosas varias veces, ¿cómo puedes pensar que a tus alumnos les vaya a gustar? La repetición es el mayor enemigo de la escucha activa. La repetición sirve para mecanizar destrezas y procedimientos, pero no sirve para los contenidos teóricos. Para evitar repetir tus enseñanzas, lo que debes hacer es:
  • Recapitular
  • Parafrasear
  • Sintetizar
  • Reformular
Explica lo mismo, pero sin explicar lo mismo. Haz que cada enseñanza que les das a tus alumnos parezca la primera y la última.
4.  Utilidad. ¿Te has preguntado alguna vez si aquello que enseñas les servirá de algo a tus alumnos en un futuro a corto o medio plazo? En el caso que aquello que enseñes sea útil, ¿cómo lo vendes en el aula? ¿Qué aplicación le das a la vida real? Difícilmente conseguirás que tus alumnos te escuchen, si no son capaces de ver para qué sirve aquello que les enseñas. Es por ello que te recomiendo que:
  • No enseñes en clase aquello que puedan aprender por sí mismos.
  • Enseña el menor contenido posible.
  • Cíñete en clase en los procedimientos más que en los contenidos.
  • Transforma la clase magistral en aprendizaje cooperativo. Sobre el aprendizaje cooperativo te remito al siguiente enlace.
  • Contextualiza el aprendizaje de tus alumnos, es decir, haz que cuando vayan a sus casas tengan la curiosidad de poner en práctica aquello que han aprendido en tu clase. 
5. Aburrimiento. Desengáñate. Escuchar aburre. Si, aburre y mucho. Cada vez nos cuesta más escuchar, sobre todo escuchar de forma activa. De hecho, tus alumnos no tienen la más mínima predisposición a la escucha activa. Les enseñas en un contexto totalmente irreal, es decir, les obligas a escuchar cuando tú quieres o cuando te han dicho que deben hacerlo. Tus alumnos siempre te escuchan por imposición. Saben de antemano quién les va a hablar, de qué les va a hablar y cuánto tiempo les va a hablar. A mí, si me permites la expresión, me parece demoledor y desolador. Entonces, ¿cómo puedes sobrellevar esta predisposición al aburrimiento? La solución es tu mayor reto:
  • Pasión por lo que enseñas y cómo lo enseñas.
  • Entusiasmo a la hora de hacerles ver que lo que les enseñarás será una experiencia que formará parte inequívoca de sus vidas.
  • Creatividad contra el aburrimiento y la previsibilidad. 
  • Imaginación para adquirir nuevos conocimientos a partir de lo que son capaces de aprender por sí mismos.
Escuchar, ¿para qué? 
Tengo la sensación de que todo este artículo se podría resumir en una sola palabra: autoconcepto. Tú piensas que no te escuchan cuando en realidad es tu autoconcepto de lo que creías que era dar una clase la que te lleva a estar equivocado. Cuando enseñas pides que te escuchen, que les interese, que lo entiendan, que lo memoricen y recuerden y que, además, lo hagan cuando tú quieres y en silencio. Si cambias el concepto de cómo te enseñaron que debía ser una sesión lectiva, muy probablemente vivirás tus clases de una forma extraordinariamente distinta y podrás empezar a disfrutar no del silencio, sino de la participación, no de lo que dices, sino de lo que escuchas de tus alumnos. Acabaré con esta frase de Martin Seligman que tanto me gusta recordar cuando entro en una de mis clases:
Se puede cambiar lo que se siente, cambiando lo que se piensa