Muchas veces es sinónimo de poner, pero no siempre. Hay 44 acepciones de poner contra 5 de colocar.
Hay dos cosas que no entiendo: ¿por qué hay gente que afirma que colocar no existe? La otra es ¿qué les hace creer que colocar siempre es sinónimo de poner y por qué les parecerá más bonito o más elegante? Tiendo a pensar que lo primero se debe a que ciertos líderes de opinión de nuestra prensa, adalides de las buenas costumbres por sus parentescos y posiciones sociales, lograron ridiculizar las palabras que a ellos les parecen 'mañés' o de mal gusto. De todos modos, no por eso no son válidas.
Mire usted. Colocar es situar, poner a alguien o algo en su debido lugar, dice el diccionario. Colocar algo en la mesa es equivalente a ponerlo, pero ojo, piense así: usted no se sitúa bravo, ¿por qué entonces dice que se coloca así? Ni se puede colocar triste tampoco, ni se coloca eufórico. Se pone. Mire, en cambio, usted que es de los que dicen que las únicas que ponen son las gallinas, todos los significados que tiene poner.
De todos modos, cuando usted dice "¿me coloca eso ahí, por favor?" no está cometiendo ningún error. Pasa con palabras como peine y cabello, que también son correctas, o con los verbos escuchar, cancelar y aplicar. Ignoro si peinarse esté también mal visto u oído por quienes se burlan del utensilio con el que se lleva a cabo esa labor, pero bueno, el peine es para peinarse, y la RAE, más autorizada que cualquier 'chistoso', considera que es correcto y que sí existe.
Cabello aparece ahí, bien como sinónimo singular de pelo o plural: pelos. Si se burlan de usted por decirle cabello a esa cosa de queratina y no sé qué más compuestos que le cuelgan en la cabeza, dígales o dígale a quien pretende hacer mofa por el empleo que usted hizo de esta palabra que cabello y cabellera también son pelo. Sí, hasta en los calvos. Eso sí, no es cabello el de las axilas, ni el de las cejas, las pestañas, el bigote, la barba, el pubis, las piernas, los brazos... y no sé donde más crecerá el vello. Ah, cabello, cabello de ángel, es también esa deliciosa pasta (¿u horrible?) que suelen echarle al arroz. Creo que todo depende de cómo la preparen.
Todas estas palabras, tan estigmatizadas por los muchachos bacanos, aparecen en libros de reputados autores como Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Germán Arciniegas, Julio Cortázar y Borges. Como les fascina "correjirme" (así me ponen: le voy a correjir algo) y buscar en qué me equivoco con signos de exclamación al principio pero no al final, o preguntar por qué ELTIEMPO.COM me publica estas columnas, con signos de interrogación al final pero no al principio, los veré, juiciosos, buscando, libro por libro, autor por autor, la tremenda mentira que he dicho.
Vamos con escuchar. Empecemos con que oír es un acto meramente fisiológico. Las ondas acústicas llegan al oído, que está compuesto por el tímpano y otras cosas, adentro de la oreja. Ojo: oreja y oído no son lo mismo. Pero también vale como escuchar, porque significa atender a las súplicas de alguien. Y está ¡oiga!, que también puede ser una interjección. Escuchar, como le vengo diciendo de todas esas otras palabras que catalogan como 'guisas', existe. Es prestar atención a lo que se oye, como estar consciente de lo que el profesor está diciendo, hacer que en su cerebro penetren las ideas que el oído capta.
Cancelar dizque no es pagar; me han pedido que escriba aquí sobre eso. Y yo que busco en http://rae.es y que me encuentro con esta acepción: acabar de pagar una deuda. Ahora, yo no sé si cuando usted va a pagar en un restaurante lo que hace es terminar de pagar una deuda. Piénselo y me cuenta.
Por último, aplicar. Hermano, parcero, bacán, filipichín, mire: aplicar es poner algo sobre otra cosa; poner esmero, diligencia y cuidado al ejecutar algo, entre otras cosas. ¿Por qué me pide que en mi columna enseñe que este y los otros verbos y palabras no existen?
Ah, pero eso sí, les encanta 'direccionar' a la gente a otra página, 'postear' en el blog (que ya es válida pero horrenda, habiendo significados como escribir, publicar), dar tips, hablar sobre 'tópicos' como si se tratara de temas. O bizarro, para significar rareza, algo repugnante. O, para reírse, escribir LOL. Algún día hablarán de 'lolearse' por decir que se están riendo.
Punto y aparte
En español es obligatorio utilizar los signos de admiración (¡!) e interrogación (¿?) al principio y al final de la pregunta o el reclamo o lo que sea. ¿Va a seguir? ¿Comemos? ¡Te lo dije! ¡Dejen de publicarle a esta mexicana de veinte años!
Después de estos signos nunca va punto. La frase que le sigue debe ir en mayúsculas, pues el signo lo reemplaza, a no ser que ponga una coma.
El ave que usted comúnmente llama flamingo, es flamenco. Novena acepción en el diccionario. Se trata del plumífero rosado con pico que termina en curvatura, muy bonito, que abunda en La Guajira.
ESTEFANÍA URIBE WOLF
En Twitter @Tefa_
Hay dos cosas que no entiendo: ¿por qué hay gente que afirma que colocar no existe? La otra es ¿qué les hace creer que colocar siempre es sinónimo de poner y por qué les parecerá más bonito o más elegante? Tiendo a pensar que lo primero se debe a que ciertos líderes de opinión de nuestra prensa, adalides de las buenas costumbres por sus parentescos y posiciones sociales, lograron ridiculizar las palabras que a ellos les parecen 'mañés' o de mal gusto. De todos modos, no por eso no son válidas.
Mire usted. Colocar es situar, poner a alguien o algo en su debido lugar, dice el diccionario. Colocar algo en la mesa es equivalente a ponerlo, pero ojo, piense así: usted no se sitúa bravo, ¿por qué entonces dice que se coloca así? Ni se puede colocar triste tampoco, ni se coloca eufórico. Se pone. Mire, en cambio, usted que es de los que dicen que las únicas que ponen son las gallinas, todos los significados que tiene poner.
De todos modos, cuando usted dice "¿me coloca eso ahí, por favor?" no está cometiendo ningún error. Pasa con palabras como peine y cabello, que también son correctas, o con los verbos escuchar, cancelar y aplicar. Ignoro si peinarse esté también mal visto u oído por quienes se burlan del utensilio con el que se lleva a cabo esa labor, pero bueno, el peine es para peinarse, y la RAE, más autorizada que cualquier 'chistoso', considera que es correcto y que sí existe.
Cabello aparece ahí, bien como sinónimo singular de pelo o plural: pelos. Si se burlan de usted por decirle cabello a esa cosa de queratina y no sé qué más compuestos que le cuelgan en la cabeza, dígales o dígale a quien pretende hacer mofa por el empleo que usted hizo de esta palabra que cabello y cabellera también son pelo. Sí, hasta en los calvos. Eso sí, no es cabello el de las axilas, ni el de las cejas, las pestañas, el bigote, la barba, el pubis, las piernas, los brazos... y no sé donde más crecerá el vello. Ah, cabello, cabello de ángel, es también esa deliciosa pasta (¿u horrible?) que suelen echarle al arroz. Creo que todo depende de cómo la preparen.
Todas estas palabras, tan estigmatizadas por los muchachos bacanos, aparecen en libros de reputados autores como Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Germán Arciniegas, Julio Cortázar y Borges. Como les fascina "correjirme" (así me ponen: le voy a correjir algo) y buscar en qué me equivoco con signos de exclamación al principio pero no al final, o preguntar por qué ELTIEMPO.COM me publica estas columnas, con signos de interrogación al final pero no al principio, los veré, juiciosos, buscando, libro por libro, autor por autor, la tremenda mentira que he dicho.
Vamos con escuchar. Empecemos con que oír es un acto meramente fisiológico. Las ondas acústicas llegan al oído, que está compuesto por el tímpano y otras cosas, adentro de la oreja. Ojo: oreja y oído no son lo mismo. Pero también vale como escuchar, porque significa atender a las súplicas de alguien. Y está ¡oiga!, que también puede ser una interjección. Escuchar, como le vengo diciendo de todas esas otras palabras que catalogan como 'guisas', existe. Es prestar atención a lo que se oye, como estar consciente de lo que el profesor está diciendo, hacer que en su cerebro penetren las ideas que el oído capta.
Cancelar dizque no es pagar; me han pedido que escriba aquí sobre eso. Y yo que busco en http://rae.es y que me encuentro con esta acepción: acabar de pagar una deuda. Ahora, yo no sé si cuando usted va a pagar en un restaurante lo que hace es terminar de pagar una deuda. Piénselo y me cuenta.
Por último, aplicar. Hermano, parcero, bacán, filipichín, mire: aplicar es poner algo sobre otra cosa; poner esmero, diligencia y cuidado al ejecutar algo, entre otras cosas. ¿Por qué me pide que en mi columna enseñe que este y los otros verbos y palabras no existen?
Ah, pero eso sí, les encanta 'direccionar' a la gente a otra página, 'postear' en el blog (que ya es válida pero horrenda, habiendo significados como escribir, publicar), dar tips, hablar sobre 'tópicos' como si se tratara de temas. O bizarro, para significar rareza, algo repugnante. O, para reírse, escribir LOL. Algún día hablarán de 'lolearse' por decir que se están riendo.
Punto y aparte
En español es obligatorio utilizar los signos de admiración (¡!) e interrogación (¿?) al principio y al final de la pregunta o el reclamo o lo que sea. ¿Va a seguir? ¿Comemos? ¡Te lo dije! ¡Dejen de publicarle a esta mexicana de veinte años!
Después de estos signos nunca va punto. La frase que le sigue debe ir en mayúsculas, pues el signo lo reemplaza, a no ser que ponga una coma.
El ave que usted comúnmente llama flamingo, es flamenco. Novena acepción en el diccionario. Se trata del plumífero rosado con pico que termina en curvatura, muy bonito, que abunda en La Guajira.
ESTEFANÍA URIBE WOLF
En Twitter @Tefa_
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