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sábado, 9 de mayo de 2015

La letra P


Adolfo Zableh Durán

Adolfo Zableh

7:54 p.m. | 8 de mayo de 2015

La pelea entre Fecode y el Gobierno se centró en el sistema de evaluación y en el aumento del sueldo, pero el problema va más allá. Es la corrupción, la desigualdad.

La educación pública tiene el mayor presupuesto de su historia y aún así los profesores se quejan del sueldo. Un estudio afirma que el salario de los maestros en Colombia es el tercero más bajo del continente, al tiempo que el Papa dice que enseñar es un oficio bello, pero mal remunerado. Todo indica que hay que hacerles caso a los estudios. O al Papa.

Algo no cuadra, porque mientras enseñar es bello, ser profesor mata de hambre y la buena educación vale un riñón. La pelea entre Fecode y el Gobierno se centró en el sistema de evaluación y en el aumento del sueldo, pero el problema va más allá. Es la corrupción, la desigualdad.

Usted oye hablar a un político en campaña y suena como si fuera a cambiar las cosas. Los candidatos afirman que hay que mejorar la educación, pero luego lo olvidan porque educar a la gente significa perder clientela. Es imposible salir adelante cuando la educación es un privilegio y no un derecho, y cuando se invierte más en policías que en profesores, aunque se necesiten ambos. Este gobierno le ha destinado más presupuesto a la educación que a la guerra, lo que resulta transgresor en un país subdesarrollado. Falta ver cómo se transforma en cambios reales.

Ahora, estudiar está sobrevalorado. Estudiar, no aprender, que no es lo mismo. Usted puede llenarse de doctorados y ser un tarado, o aprender en un sótano y resultar un genio. Estudiar no garantiza nada. Muchos de los memes contra Gina Parody fueron hechos por gente que asistió a la universidad, y en cualquier página de internet las noticias más leídas son las más frívolas, consultadas por individuos que estudiaron; no en vano saben leer y usar un computador. Yo he visto a gente con dos posgrados enfiestarse con reguetón.

Entonces, lo que necesitamos es aprender, y ojalá de lo que nos gusta. No sobra conocer el número atómico del Estroncio, así sea una lata, pero sería bello que en el colegio nos ayudaran a descubrir aquello que nos apasiona e inculcárnoslo, en vez de prepararnos a todos para ser médicos o ingenieros. Y ese es otro gran problema de la educación, que muchos están muertos por dentro y ni una beca en Harvard les activa el espíritu, agarran la primera oportunidad de trabajo que se les presenta para no morirse de hambre.

Tampoco creo en llegar a la universidad y hacer doble carrera. ¿Para qué, si los que sobresalen en esta vida se entregaron con rabia a esa único oficio que los obsesionaba? Basta con saber hacer una cosa. No solo para sobrevivir, sino para ser feliz. Dedique su vida a lo que le gusta y estará salvado.

Y encima, el sistema educativo está mal diseñado, aunque lo mismo podría decirse del mundo. Juntar gente en un salón porque tiene la misma edad y posición social no tiene lógica. El colegio es hostil porque los niños son malos. Y no malos, sino que actúan de corazón. Luego crecen y no pierden la esencia, sino que la esconden. Los que mejor posan de correctos terminan en política. Yo pasé por dos colegios. En uno se graduó Armando Benedetti; en el otro, Germán Vargas Lleras. Lo dicho, estudiar no asegura nada.

La otra cosa que me marcó de mis colegios es que eran solo para hombres y hoy son mixtos. Yo tengo la idea de colegio relacionada con la del sexo, o con la de la ausencia de él. Por eso ahora paso por guarderías de estrato seis a ver mamás bonitas, de esas que recogen a sus hijos en camionetas finas. Fantaseo con que alguna se enamora de mí y me saca a vivir, porque si tiene para pagar la guardería del hijo, que vale una millonada, tiene para mantenerme. Es que soy periodista y no puedo darme los lujos que creo merecer. Dicen que es un irresponsabilidad social tener policías, profesores y periodistas mal pagados, y que mientras nuestros políticos sean corruptos nunca alcanzaremos la paz. Algún sino trágico debe cargar la P.
Adolfo Zableh

“Es un problema social no reconocer la importancia de los docentes”

EDUCACIÓN 3 MAYO 2015 - 9:00 PM
Dice el neurofisiólogo Rodolfo Llinás
El científico asegura que la educación en el país no es buena, que la metodología para enseñar está poco desarrollada y que los maestros no son respetados, sino tratados como cuidadores de niños.
“Es un problema social no reconocer la importancia de los docentes”Rodolfo Llinás, neurofisiólogo y uno de los científicos más destacados del país. Archivo - El Espectador
Uno de los más destacados científicos colombianos, el neurofisiólogo Rodolfo Llinás, quien desde hace varios años trabaja en el laboratorio de la Universidad de Nueva York, habló con El Espectador y Blu Radio sobre las preocupaciones que tiene frente a nuestro modelo educativo.
Llinás lideró en 1994 la Misión de Sabios, un grupo de colombianos destacados en ciencia, literatura e historia que presentaron un informe para transformar la educación e impulsar el desarrollo del país.
Ese documento quedó sólo en el papel. Ahora el científico se declara dispuesto a volver a apoyar a Colombia para buscar cambios en el sistema de educación para millones de niños y jóvenes.
Llinás también revela avances en las investigaciones que adelanta sobre el posible uso del “agua potenciada” para la cura de enfermedades degenerativas como el alzhéimer.
Usted ha sido un convencido de que en Colombia debe haber un cambio en el modelo educativo. ¿Cómo ve desde la distancia lo que pasa con la educación en nuestro país?
La educación en general está muy mal, no solamente en Colombia sino en el resto del mundo, y tiene que ver con el hecho de que no entienden que educar es dar información en contexto, información que pueda servir. La educación de los colombianos no es buena, el problema es que la metodología para enseñar está poco desarrollada y los maestros son personas que no son tan respetadas como deberían ser. Es decir, en el resto del mundo un maestro de escuela es una persona importante, que les está enseñando a nuestros hijos a pensar; en Colombia es como si los maestros fueran simplemente cuidadores de niños. Es un problema social no reconocer a los docentes.
Uno de los puntos que originaron el paro de maestros oficiales que hoy afronta el país tiene que ver con los bajos salarios que reciben. ¿Cómo analiza esa situación?
Los maestros tienen toda la razón. Dada la responsabilidad que tienen, simplemente no se les reconoce, y eso es obvio por el hecho de que no se les paga lo que debería costar ese trabajo. Es algo socialmente problemático porque no se reconoce a gente que es absolutamente central en la organización de un país.
Usted lideró la Misión de Sabios que en 1994 hizo una serie de recomendaciones para cambiar el modelo educativo del país para el desarrollo. ¿Hoy volvería a apoyar al Gobierno si se lo pide?
Claro que lo apoyaría. El problema grave es que en ese momento, hace 20 años, dijimos que para que la educación pudiera desarrollarse había que aumentar la cantidad de dinero invertido en el sector. Hablamos del 1% del PIB, en lugar del 0,1%, porque esa es la inversión mas importante que puede hacer un país. Un pueblo que no está educado es un pueblo que no puede competir con el resto de mundo. Hoy la competencia no es con Venezuela, es entre Colombia y Estados Unidos y los países de Europa.
Hablemos del agua potenciada. ¿Cómo van las investigaciones?
La investigación se está moviendo a gran velocidad. Empezamos a entender qué hace y cómo funciona. Lo que se está haciendo es moler el agua a una gran velocidad, de modo que se generen pequeñas burbujas que adentro tienen oxígeno; son burbujas que tienen una carga eléctrica y pueden atravesar las membranas de las células, y las mitocondrias las toman y producen ATP, que es fundamental para optimizar la vida. La posibilidad de utilizarlo para el tratamiento de enfermedades como el alzhéimer se está desarrollando rápidamente; hemos publicado trabajos. No se ha hecho todavía un estudio humano ni se puede hacer mientras no tengamos el mecanismo.
¿En cuánto tiempo tendremos datos ciertos sobre si este método funciona contra el alzhéimer?
A finales del año entrante tendremos unos números buenos, es decir, nos demoramos al menos dos años más. La verdad es que se está trabajando continuamente, casi todas las enfermedades degenerativas podrían ser mejoradas. Enfermedades como cáncer posiblemente van a tener por lo menos una disminución, si no una reducción total. Por eso hay que tener un cuidado inmenso. Estamos hablando de cosas posibles, pero no de cosas reales hoy.
Por: RICARDO OSPINA*
* Director del servicio informativo de Blu Radio

La educación en el último lugar

COLUMNISTA INVITADO 8 MAYO 2015 - 8:13 PM

Columnista invitado

Los 15 largos días del paro de maestros dejan un sinsabor gigante en la opinión pública, pues de sus interpretaciones solo queda una idea tremenda y general: en Colombia se sabe muy poco sobre educación.

Los primeros acusados por esa ignorancia son los medios de comunicación, quienes desviaron el debate hacia la injusticia de hacer ver la felonía de los maestros por dejar a sus alumnos sin clase. Error, el problema no era ese, pues el derecho a la protesta es universal, el problema reside en necesitar de la desesperación, de las medidas de hecho para que en Colombia haya transformaciones.
Segundo acusado, los maestros (¿o FECODE?). Los puntos fundamentales de la negociación giraban en torno al incremento en los salarios y la eliminación de las pruebas de ascenso. Error por omisión, los problemas no son solo esos, nadie planteó el tema de la calidad sostenible a través de la jornada extendida, o el problema de las diferencias que hay entre los dos grupos salariales, gracias a los maestros del decreto 2277 o los del 1278. Además, qué tiene de presentable pelear por una evaluación cuando son los profesores quienes la aplican constantemente a sus estudiantes. Una máxima pedagógica versa que, en el ideal, el profesor evalúa lo que él mismo sabe hacer, entonces, ¿por qué molestarse por medir su propio conocimiento?
Tercer acusado, el gobierno y su ministra. Sacando pecho por su negociación, llegó hasta entenderla como un “caminar por la senda de una Colombia más educada”. Error, ni el salario ni la evaluación de los maestros a partir de su práctica educativa tienen que ver, directamente, con la calidad de la educación. El verdadero problema reside en los procesos de aprendizaje, la disposición del currículo, la didáctica, la evaluación cualitativa y/o cuantitativa, los niveles de lectura, escritura y lógica matemática, los resultados en exámenes estandarizados internacionales, y el plan de formación del carácter. Además, el evaluar la práctica educativa es tan solo una de las dimensiones que exige el ser maestro, por lo que si solo se evalúa este criterio, tal valoración resulta incompleta.
Como maestro, padre de familia y ser humano, lamento que nuestra sociedad tenga tantas confusiones alrededor de una profesión que sienta las bases del futuro: porque si los medios de comunicación, los maestros y sus instituciones representativas, y el gobierno mismo no tienen claro por dónde atacar el problema, la cadena de quejas, injurias, reclamos e insatisfacciones se extenderá por otras cuantas generaciones más.
Es conmovedor ver en las redes sociales la desilusión de los maestros con el paro y su posterior recolección de firmas para destituir a los directivos de FECODE (o ¿MEJODE?); es irrisorio escuchar en los medios cómo los periodistas no pueden explicar ni comprender el problema, aliviando a sus escuchas o lectores con lugares comunes como el de “noticia en desarrollo” o el de hacer preguntas obvias durante entrevistas; y es indignante ver el rostro de algunos gobernantes quienes, en su gesto para la foto y el titular, demuestran la satisfacción por haber sacado provecho político de toda la situación.
La educación es otra cosa diferente, no tiene nada que ver con intrigas salariales, ni con demagogias políticas ni con angustias noticiosas ingenuas; quienes la intentamos ejercer, creemos en una labor silenciosa, que transforma la perspectiva de entender el mundo.
Nada más lejos de ello que lo expuesto en estas últimas semanas donde pareciera que la educación quedó en el último lugar.